Es difícil tomar decisiones si no siempre se puede recordar lo que se sintió la vez pasada. Una pregunta tan simple como “¿Quieres quedarte aquí con papá o ir conmigo a comprar?” puede ser para él muy complicada. ¿Qué será más divertido? ¿Cómo lo pasó la última vez? ¿Qué prefiere en este momento? El bebé no lo puede saber y por esa razón, es difícil pensar en ayudarlo a tomar decisiones.
Dentro de su proceso de crecimiento está el aprender por sí mismo, pero tú puedes ayudarlo mientras sea pequeño. Para ejercitar la toma de decisiones puede hacerlo en situaciones en las que no tenga nada que perder, de manera que no sienta tristeza o frustración una vez que las toma. Por ejemplo, si le ofreces 2 dulces, ¿cuál se comerá primero? Es más fácil, porque finalmente se comerá los dos. Así verá que es posible cambiar de opinión.
“No quiero ponerme esa ropa”
Generalmente los bebés tienen una opinión muy firme respecto a la ropa que les gusta, lo que puede sorprender y descolocar a los papás.
Obviamente a los 3 años, un niño no es lo suficientemente grande como para elegir la ropa que le compras, pero sí puede tomar algunas decisiones al respecto. Procura mostrarle 2 o 3 conjuntos que tú consideres apropiados y deja que escoja entre esas opciones.
Lo mejor es elegir la ropa en la noche, por si ocurre una pataleta, ya que en la mañana es una pésima manera de empezar el día. Disminuye la cantidad de opciones mostrándole sólo lo que tú aceptas que se ponga, de manera que no escoja la ropa de verano en invierno y viceversa.
Prefiere las prendas con elástico en la cintura, que sean prácticas y fáciles de usar, con velcro o cierres que el niño pueda manipular. Lo mismo con los zapatos.
¿Cómo puedo incentivar a mi hijo para que tome decisiones?
La idea es que el niño no acate tus órdenes automáticamente, sino que aprenda a reflexionar. Obviamente no se puede en todas las decisiones que tenga que tomar, ya que no tiene la experiencia necesaria, ni menos en aquellas que puedan ser dañinas para él, como “decidir” lavarse los dientes solamente una vez a la semana.
Más bien, se trata de que el pequeño practique la toma de decisiones dentro de parámetros que tú le pongas, por ejemplo, qué postre tomará entre dos frutas, o si se lavará los dientes ahora o después del cuento.
La información provista en este artículo es de carácter general. Ante cualquier duda es importante que consultes a tu pediatra de cabecera, quien podrá darte las recomendaciones particulares para tu hijo.